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Sueñan los androides con…

¿Sueñan los androides con…?

«Hello, world» no suena a álbum pop del momento. No es de Rosalía ni de Enrique Iglesias, ni tiene pinta de que vaya a venir aquí el tremendo temazo de este verano. Sin embargo, la calidad de este artista del momento reside en la naturaleza de su origen: No hay un cerebro humano tras su composición –Dale al play, te juro que no es reggaeton-: Lo que estás a punto de escuchar, ha sido compuesto por una inteligencia artificial

El concepto de Inteligencia Artificial (IA) abarca un campo difuso que habla de matemáticas, geometría y, especialmente, emociones y sentimientos. Literalmente, se trata de la búsqueda por conseguir que un elemento mecánico o computacional interactúe con su entorno y proponga respuestas coherentes.

Aunque ahora mismo tendrás en la cabeza el opening de Westworld con una mano robótica sobre el piano, algunos expertos definen la inteligencia artificial como «la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, para aprender de dichos datos y emplear esos conocimientos para lograr tareas y metas concretas a través de la adaptación flexible».

El resultado lleva persiguiéndose más de 80 años, conseguir una inteligencia emocionalmente activa, que dé respuesta a los estímulos que percibe de su entorno. Estímulos que desencadenan emociones, que no son tal y cómo nosotros las percibimos, pero que pueden dar un nuevo significado a la palabra «sentir»

Sentir y… Crear: Hello, world

En 1958, la IA fue utilizada para componer corales de estilo Bach, La suite Illiac. 60 años después, y con un sistema algo menos rudimentario, un equipo de investigación buscaba algoritmos para capturar y reproducir el concepto de «estilo» musical. Se obtuvieron muchos resultados científicos y técnicos. Algunos prototipos fueron construidos con interfaces rudimentarias.

La novedad y el enorme potencial de este enfoque atrajo la atención de algunos músicos talentosos que se unieron al equipo. En 2016, salió al mundo la primera canción producida mediante este sistema: Daddy’s car. una canción al estilo de Los Beatles que se convertiría en el tema de este álbum. Luego vinieron más músicos. En algún momento, bajo la dirección artística de SKYGGE, los artistas tomaron el control, y el proyecto científico se convirtió en un proyecto musical.

Ahora, Hello, world es un album que puedes escuchar en Spotify que presenta una selección de 15 temas producidos al colaborar con artistas de diversos estilos.

Portada del disco «Hello World»

Si bien la música supuso un reto para las inteligencias artificiales, conseguir aportar un tema «inédito de Los Beatles» como Daddy’s car, de repente, abre un camino hacia la forma de trabajo de estas redes neuronales. Una de estas inteligencias es capaz de «consumir» toda aquella información existente sobre un campo, centrifugar, y producir algo nuevo, aunque tal vez no sorprendente. El proyecto de Hello, world supone una colaboración, aportando la parte humana que la IA no es capaz de adquirir en su proceso de aprendizaje.

Rembrandt.exe

Algo similar ocurre con la pintura, y el proyecto «The next Rembrandt». La obra del pintor neerlandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669) es un complejo mundo de claroscuros sobrecogedores. Es considerado uno de los mejores pintores barrocos de la historia, y su obra y estilo han sido estudiados de manera universal.

Este proyecto «The next Rembrandt» ha fagocitado toda la información existente sobre el pintor, cada trazo, cada etapa, colores, estilos, figuras, personajes, posturas… para a continuación desarrollar un sistema que, no solo permita la reproducción de obras deterioradas, si no la producción de nuevas con una absoluta fidelidad al estilo del pintor barroco.

Proceso de aprendizaje de «The next Rembrandt». Cortesía de «The next Rembrandt» project

Inteligencia e inspiración

Estos son tan solo dos ejemplos de los miles de proyectos que existen intentando conseguir una inteligencia artificial que, desde el punto de vista artístico, tenga la capacidad de emocionar y producir material emocionante. No se trata de repetir aquello que ya ha emocionado, o reducirlo a piezas atómicas capaces de unirse de nuevo para ofrecer algo novedoso, aunque no sorprendente. Todas las búsquedas parecen haber caído en saco roto: La verdadera inspiración y voluntad por producir e innovar, más allá del ensayo-error, parece ser hasta ahora una virtud exclusivamente humana.

A pesar de esta apariencia desoladora, los intentos por conseguir llegar a un resultado satisfactorio no van a parar, consiguiéndose cada día avances en todos los campos con inteligencias cada vez más avanzadas. Quién sabe si algún día Skynet conseguirá dominar de una vez el mundo y exterminar a la raza humana. Hasta entonces, uno se alegra de ser útil.

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