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Exploración Espacial: Arquitecturas en caída libre

¿Cómo de nítida es la línea que separa la ciencia ficción de la realidad? Esta semana rozamos ese límite, trayendo un tema que se ha tratado en numerosas películas y series de ficción. De repente, gracias a algunas empresas, parece dejar el campo de la fantasía para empezar a entrar en el plano de lo no ficticio.

La arquitecta que diseñaba «Taxis»

Para comenzar, nos gustaría rendir homenaje a un nombre que cada vez es más conocido: Galina Balashova. Esta arquitecta de nacionalidad Rusa, nos interesa especialmente porque formó parte de la carrera espacial. Gracias a sus diseños, Rusia llegó a realizar aparatos tan fiables que incluso hoy día se siguen usando. Esta hazaña la consiguió con el diseño -entre otros- de las Soyuz, que hoy día siguen siendo el «autobús» que lleva y trae a nuestros astronautas a la Estación Espacial Internacional.

Puede sorprendernos, o incluso chocarnos, la presencia de un arquitecto en este campo, sin embargo tras meditarlo, podemos verlo como algo necesario: Se trata de diseñar espacios que estarán habitados durante periodos de tiempo que oscilan desde días hasta meses, y esta problemática no es algo que se aborde desde las ingenierías.

Lo mejor será que veamos ejemplos de su trabajo, para entender su gran importancia.

Soyuz (Vuelos 1-40, 1967-1981)

Alzado del vehículo. En el se ven, de arriba a abajo, el módulo orbital, el módulo de mando/descenso y el módulo de servicio. Sobre el módulo de servicio se observan placas solares extensibles.

 

Diseño final del módulo orbital de la Soyuz.

 

Estudios sobre la habitabilidad y densidad en distintos módulos orbitales.

 

Soyuz T y Soyuz TM (Vuelos 41-54 y 55- Actualidad,  1981-1986 y 1987- Actualidad)

Diseño final del módulo orbital de la nueva Soyuz.

 

Sección con elementos de la Soyuz.

1: Escotilla. 2: Sensor de acople. 3: Pasamanos. 4: Dispensador de agua potable. 5: Contenedor de basura. 6: Escotilla de aterrizaje. 7: Aparatos de recogida de basura. 8: Mesa plegable. 9: Despensa. 10: Panel de mando. 11: Cámara de TV. 12: Herramientas y acceso a los cables de comunicación. 13: Contenedor de herramientas científicas. 14: Despensa. 15: Kit de primeros auxilios. 16: Cámara de TV. 17: Luz. 18: Cámara de TV. 19: Luz de trabajo. 20: Contenedor para documentos. 21: Caja de empalmes. 22: Sofá. 23: Tapa del suelo. 24: Contenedor para equipo de grabado y sacos de dormir. 25: Extintores de incendios. 26: Escotilla pequeña (Intercambio de elementos, no de personas). 27: Contenedor para los trajes espaciales. 28: Cubierta decorativa del módulo orbital. 29: Contenedor para dispositivos portátiles. 30: Analizador de gas. 31: Compartimento de presurización y válvulas de control.

Galina en el interior de la Soyuz, usando un cinturón de velcro.

 

Estación Espacial MIR (Vida útil 1986-1996, desorbitación controlada 2001)

Isometría de la estación, seccionada, con una Soyuz acoplada, sin seccionar.

 

El «salón» de la estación espacial MIR.

 

Área de trabajo de la estación espacial MIR.

 

Las claves.

En un ambiente de ingravidez, es extremadamente difícil orientarse, ya que no nos encontramos perdidos únicamente en el plano, sino que lo estamos en el espacio. En condiciones de encontrarnos en un ambiente totalmente neutro, ni siquiera tendríamos claro dónde debemos pisar.

Para solucionar este problema, Galina establece un código de colores: las paredes quedan en tonos neutrales, mientras que suelo y techo contrastan, mostrando así su función.

Otro de los grandes problemas con los que se encuentra, es el modo en el que fijar objetos en el espacio. En ambientes de ingravidez, si dejamos libre cualquier objeto, este permanecerá flotando y moviéndose lentamente, lo que producirá choques o molestias. El espacio no queda ordenado.

En este caso, la solución es simple. Para generar ese color, se usarán telas. Aprovechando el uso de estas telas, los objetos tendrán superficies con velcro, y estos podrán dejarse sobre las telas, permaneciendo inmóviles.

Otro de los problemas importantes, de cara al correcto funcionamiento de las naves, era el tener el centro de masas total (Incluyendo todos los pequeños utensilios) en unas coordenadas concretas. Esto se convierte en un reto, ya que son espacios extremadamente pequeños, que deben contar con superficies de trabajo y zonas de almacenaje.

Lo resuelve generando espacios más o menos alargados, que tendrán una disposición simétrica de sus masas, de este modo, consigue resolver estos tres problemas.

 

Como vemos, estas respuestas van unidas a las reflexiones sobre habitar en espacios mínimos. El hecho de que hoy día vuelva a despegar la carrera espacial, nos ilusiona, y nos invita a repensar cuáles son los problemas a solucionar en estas condiciones. Nos recuerda que nunca debemos dar las cosas por hecho, y que está bien comprobar hasta los más simples detalles, como cual es nuestro suelo, y cual es nuestro techo.

Esperamos haberos hecho despegar. Para nosotros, lo que puede venir en esta época es emocionante, y aunque no debamos dejar de preocuparnos por los problemas más globales, y los más locales, nos ilusiona pensar en un mundo donde se hace parcialmente real toda esa ficción que hemos disfrutado.

 

 

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