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Arquitecturas para la soledad

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Esta mañana llegaba a nuestras pantallas una noticia (link) sobre Vyacheslav Korotki, un individuo ruso quien ansiaba desde su infancia la soledad y el retiro, por lo que decidió dedicar su vida a la observación meteorológica en el Ártico, primero desde embarcaciones y recientemente, asentándose en un puesto de control alejado de toda civilización.

La historia de Vyacheslav trajo a la sala una reflexión sobre el retiro, la soledad y cómo la arquitectura ha de dar una respuesta a situaciones delicadas, donde el riesgo tiende hacia un mínimo claustrofóbico para el habitante, y el apartado emocional toma el papel fundamental.

Pronto aparecieron en la conversación personajes como Peter Zumthor o Le Corbusier, quienes en algún momento de su vida optaron por una soledad creadora, y que en el caso del segundo se materializó como el lugar en el que pasaría sus últimos días: Le cabanon de vacances. Junto con ellos, apareció Heidegger y su cabaña creadora, donde realizó la gran mayoría de sus textos.

La reflexión que queremos traer hoy no viene de la mano de la búsqueda de una situación óptima para el trabajo o la creación, sino que como en muchas ocasiones intentamos, anteponemos un sentimiento a una arquitectura o un territorio, y entendemos su transformación. Los espacios de soledad y retiro son conformados por medio rutinas que se superponen, estableciendo un equilibrio entre el espacio y la espiritualidad (carácter) del lugar, para finalmente generar espacios tendentes a la paz.

El momento en el que Le Corbusier decidió que no necesitaba una ducha en el interior de su cabanon habla de una reflexión sobre su forma de habitar, de lo que necesita y lo que no, y cómo su madurez le permite cuestionarse su propia rutina.

Para cerrar esta reflexión, es necesario aludir a las palabras de Evgenia Arbugaeva, fotógrafa de Vyacheslav en su día a día, y de quien hemos extraído estas maravillosas fotografías:

“(Vyacheslav) No se siente solo en absoluto. De algún modo, se funde con la tundra, con las tormentas de nieve. No tiene un sentido de si mismo como la mayoría de la gente. Es como si fuese el viento, o el mismo temporal.”

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