Si hablamos sobre arquitectura y diseño del siglo XX es imposible excluir de la enumeración de autores al matrimonio responsable de los diseños más icónicos del Arte Moderno. Arquitectos, diseñadores y directores, Charles y Ray Eames -como pareja sentimental y creativa- se convirtieron en nombres reseñados por sus aportaciones técnicas y teóricas, buscando la vanguardia ética de la creación, en cualquiera de las materias. Para ello, la importancia del diseño depurado venía ligada de su función.
Con motivo del cuadragésimo y trigésimo aniversario de la muerte de ambos (de Charles y Ray, respectivamente), coincidentemente un mismo 21 de agosto, os traemos un breve recorrido por la vida y obra de la pareja americana.
Elige tu esquina, ponte a recoger con cuidado, intensamente y al máximo de tu capacidad, y de esa manera podrás cambiar el mundo.»
Charles y Ray Eames
Ray Kaiser, más tarde Eames, (1912-1988) tuvo una infancia compleja, donde las sucesivas mudanzas y la temprana muerte de su padre la llevaron a entender la vida de una manera plástica, mucho más cercana al retiro y el descanso íntimo y natural. Esto marcó el espíritu de diseño que hizo saltar a la fama al matrimonio, presente desde los juguetes para niños a la arquitectura, pasando por el mobiliario. Tras estudiar el impresionismo abstracto con Hans Hofmann, con solo 24 años formó el club de Artistas Abstractos Americanos en Nueva York. Tras la muerte de su madre en 1940, se mudó a Michigan por consejo de su amigo Ben Baldwin, buscando expandir su arte más allá de los límites de la pintura expresionista.
Charles Eames (1907-1978) comenzó a estudiar arquitectura en la universidad de Sant Louis (Washington), aunque tras dos años decidió dejar la carrera debido en parte a las discrepancias con sus tutores, quien -según ciertas fuentes- lo tachaban de ser «demasiado moderno» y de defender a a Frank Lloyd Wright. Fascinado por la filosofía de Eliel Saarinen -padre de Eero Saarinen, con quien Charles compartiría estudio más adelante-, buscó asilo en su estudio y comenzó una amistad con el arquitecto, quien le recomendó que acabase sus estudios en Michigan. Allí conoció a Ray Kaiser, quien sería su segunda mujer, casándose en 1941.
El matrimonio Eames: Arte para cambiar el mundo
El matrimonio comenzó a trabajar en conjunto en 1940, en la exposición de Diseño Orgánico de Mobiliario para el Hogar, en el MoMA, en un flujo de producción colaborativo donde ambos intentaban explotar al máximo sus capacidades creativas. Pronto su oficina se convirtió en un espacio multicultural y diversificado, donde no buscaban una profesionalidad teórica, si no la experiencia: «Aprender haciendo», era el lema de la tienda, como Ray solía llamar a la oficina.
Mientras que Ray se interesó por el diseño del mundo textil, Charles parecía involucrarse en el diseño de mobiliario para el hogar, aunque ambos proyectos estaban siempre fuertemente influidos por el conjunto. Fue así como dieron lugar según algunas fuentes, al mueble moderno. Jugando con la madera contrachapada y cada vez aventurándose más en materiales y técnicas más y más transgresores, los muebles de los Eames buscaban la comodidad, el placer y el descanso del habitante.
Su obra construida no es especialmente extensa, aunque sí es de reseñar que cada una de las viviendas y proyectos se han convertido en un referente de la ética profesional de un matrimonio que se coronó como un laboratorio artesanal, siempre vivo y en constante reinvención.
Además, su interés se prestaba a juegos, cine, espacios expositivos, fotografía… Los Eames buscaban un arte global, relacionado siempre con la función. y transgrediendo los límites mediante la depuración de sus piezas. El estudio se mantuvo en esta cresta de la ola hasta la muerte de Charles en 1978, tras lo cual, Ray se dedicó a terminar los proyectos inacabados del laboratorio, como las traducciones de algunos de sus juegos.
Diez años después, un mismo 21 de agosto, la esposa de los Eames falleció poniendo punto y final al proceso evolutivo que nos llevó a entender la vivienda tal y como lo hacemos hoy.