Víctor Enrich
El mundo postproducido
La captura del espacio arquitectónico mediante el objetivo de una cámara fotográfica es una tarea de difícil depuración, complicada, en parte por la limitación sensorial que supone una fotografía, reduciendo la percepción de un espacio meramente a lo visual.
El desarrollo de las diferentes técnicas ha ido avanzando, capturando con mayor precisión las intenciones del arquitecto, y del fotógrafo. Desde las tomas de Daguerre en 1838 en un Bulevar de París a Instagram, encontramos una sucesión de técnicas, pretensiones, tecnología y, por qué no, imaginación.
La modificación y experimentación fotográfica, la post producción de la imagen, se convierte en un factor relevante. La desaparición exigida de un peatón en un lugar incorrecto, dividir el edificio fotografiado en dos o superponer tiempos separados 80 años entre sí, el nivel de realismo queda en mano del artista. La producción se basa entonces en dotar o privar de características el ahora objeto arquitectónico, hasta concebir una obra completamente diferente, irreal, imposible, inexistente… Hasta entonces.
La concepción de este proceso de post producción tan solo persigue una investigación subjetiva, un sueño absurdamente personal plasmado con todo lujo de detalles hasta dar la situación jamás esperada. Esta es la historia de un artista que se encuentra en este mismo sueño.
Víctor Enrich, el sueño de un viaje
Víctor Enrich, Barcelona, 1976.
Estudia Arquitectura en la Escuela de Barcelona. Trabaja como freelance haciendo renders desde 1998 a 2006. Durante su etapa profesional, como autodidacta, entró en los terrenos de la fotografía y el 3D. En 2007 aparca esta etapa profesional y empieza a trabajar en proyectos personales hasta la fecha, aprovechando un viaje de más de 7 años por varios países del este y centro europeos y el medio oriente. Desde 2018 empieza a experimentar con la pintura al óleo en paralelo a un retorno al mundo profesional como asesor en márketing para empresas del ámbito 3D de todo el mundo.
Este arquitecto instintivamente inquieto desarrolla un trabajo basado en el detalle y la precisión de lo surrealista, donde los edificios se soportan en un equilibrio imposible, o rotan para darnos la bienvenida desde el tejado. Estas alteraciones, excéntricas y exageradas, de lo socialmente establecido, crean un paisaje inexplicable y por tanto, abierto a una interpretación que premeditadamente jamás obtendremos.
Lo más importante, bajo mi punto de vista, es que prácticamente ninguna de las piezas, en el momento de su realización, se hizo basada en ninguna conceptualización de ningún tipo. Esencialmente son huellas temporales de mi paso y progresivo enamoramiento de los diversos entornos urbanos que visité durante mi viaje. Un forma peculiar de decir «yo estuve aquí».
Con el paso de los años, y tras una constante aproximación al mundo del arte, he ido aprendiendo herramientas que me han permitido dilucidar o destapar aspectos de mi propia obra que anteriormente ni se me hubieran podido pasar por la cabeza.
Creo en definitiva que una de las claves de por qué estas piezas han penetrado tanto en el imaginario de las personas, es su aparente inofensividad. Son inofensivas porque no destilan ningún mensaje en concreto, pero en esa condición, permiten que cada cuál cree el suyo propio.
Desvelar mis pensamientos sobre ellas, tras todos estos años, sería para mi lo más parecido a una traición hacia ellas y hacia todos aquellos que compartieron sus pensamientos conmigo.
Victor Enrich, 2019
Puedes acceder aquí al trabajo de Víctor Enrich a través de su web, o consultarlo en nuestra galería.
Todo el material gráfico pertenece a ©2019 Víctor Enrich.
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