En 1977, la pareja de artistas Marina Abramovic y Uwe Laysiepen llevaron a cabo una performance titulada «Imponderabilia», cuyo transcurso observamos en la serie de fotografías superior.
En el desarrollo de la intervención, la pareja se situaba en en un estrecho pasillo de acceso a la sala donde se realizaba la exposición, con sus cuerpos completamente desnudos, dejando un mínimo espacio entre ambos. En este intersticio se producía el acceso de los visitantes, quienes debían elegir obligatoriamente dada la estrechez, a cual de los sujetos daban la espalda. La fricción y la interacción con el visitante generaba desde el acceso una distinción con el arte «conocido», abriendo su mente hacia el arte experimentalmente sensible.
La sucesión de los curiosos que se atrevían a aventurarse en este pasillo constituye un registro en el que se observa las diferentes reacciones según sexo, edad y clase social de los visitantes. Lejos del concepto de arte que podríamos establecer como «expositivo», esta situación interviene con el visitante, busca su interacción física y emocional con la obra, haciéndolo partícipe del proceso de creación y dejando a un lado su papel de «visitante».
La reflexión que buscamos trata sobre la interacción del individuo en el mundo de la arquitectura, donde éste es interpelado por el espacio; un espacio cargado de sensaciones intencionadamente o no establecidas por un arquitecto que, como parte creadora, busca su homólogo en la persona que accede, que se aventura en en el mundo constituido por la arquitectura. Una vez más hablamos de arte y arquitectura sin un cierto recato, donde la expresión de las sensaciones constituyen un espacio individual y único.
En cierta manera, ¿no nos recibe la Arquitectura desnuda en los espacios, y nos hace elegir entre sus facetas para despertar una emoción?
0 comentarios en «Imponderabilia: La decisión de lo inevitable»