Hoy, continuando el camino de publicaciones anteriores -¡y como sugerencia de nuestros usuarios!-, decidimos volver al mundo asiático; concretamente a la ciudad de Kowloon, en Hong Kong. Mirar a este punto geográfico significa entender un lugar de múltiples cambios, propiciados por los acontecimientos que sufrió el gigante asiático el siglo pasado.
¿Británica o china…?
La ciudad surge como una fortaleza donde guarecer a los soldados y controlar el comercio de sal de la zona. La montaña rusa de cambios comienza en el año 1842; China pierde la primera guerra del opio, y cede parte de sus terrenos a la potencia Británica. Como medida preventiva, el país asiático decide fortificar aún más la ciudad -todavía bajo su control-, construyendo un gran muro de granito con el que protegerse. Sin embargo, la situación no hace más que tensarse, ya que tras la segunda guerra del opio, China es derrotada. Esta derrota hará que el país ceda aún más tierras, intensificando las tensiones entre la población.
El imperio Inglés acaba ocupando casi la totalidad de la bahía con tratados diplomáticos. Este acuerda no quedarse con la ciudad amurallada siempre y cuando el país asiático no aposte tropas en la zona. Retractándose un año después, Reino Unido realiza una incursión, donde expulsa a la totalidad de la población, y reclama el territorio.
No se llevan a cabo acciones de repoblación por parte del gobierno Británico, y este territorio queda abandonado. El desarrollo posterior y la inestabilidad política que sufre China, hacen que mucha gente decida emigrar a este enclave. La ciudad les ofrece un lugar sin leyes, ya que Gran Bretaña no se hace responsable del territorio, y su antiguo propietario no puede gestionar el lugar. Kowloon crece aparentemente sin control, como capital de refugiados y para los que buscan una vida diferente.
Kowloon ¿Cómo sobrevivir en el infierno?
Es bastante impresionante que durante los 30-40 años que la ciudad fue un suburbio de extrema densidad, no se produjeran fuegos o brotes de enfermedades importantes.
Gordon Jones, antiguo funcionario de distrito.
La situación de descontrol y falta de normas civiles atrae negocios perseguidos en las grandes ciudades, que establecen aquí focos de intercambio y gestión. La ciudad prospera por el mero interés de los que operan en su interior, donde a pesar de que exista una población asfixiada en un mar de callejones, permanece un control por parte de las bandas para mantener una hegemonía. Nacen mecanismos de gestión ciudadana para controlar la seguridad, la limpieza y la construcción. Kowloon se convierte en un recinto independiente, privado y delimitado por sus murallas y la altura definida por el aeropuerto.
Había disputas por el «territorio», miembros, burdeles, y casas de opio. Peleas con armas blancas donde moría gente con frecuencia. No ocurrían en las calles principales. Si no ocurrían en las calles principales, a nadie le importaba.
Paul Tang Kam-Cheung, antiguo miembro de las triadas.
En este recinto autogobernado, es cierto que las tríadas (organizaciones criminales) se aprovechaban de la ausencia de policía, o de normas civiles, pero estos grupos entendían que para que el negocio pudiera seguir funcionando, la ciudad debía seguir desarrollándose. Al final, los problemas de las triadas se escondían dentro del -ya- misterioso lugar, generando una cara social diferente.
El final de la ciudad comienza a vislumbrarse cuando Gran Bretaña cede a China la titularidad del territorio en el año 1984. A partir de aquí el país asiático se encarga de hacer planes de demolición, relocalización de ciudadanos, y proyectos para ocupar el terreno. Hacia el año 1994, un proyecto de demolición se pone en marcha, implantando un gran espacio verde abierto. Así muere la que fue la ciudad más densa del mundo, produciendo un contraste desmesurado en el desarrollo de la acción.
Sin embargo, la ciudad de Kowloon ha hecho mella en la mente de la industria creativa -cine, literatura, videojuegos, locales de ocio…-, generando un acerbo cultural a su alrededor. Durante los años 80, el referente de ciudad distópica apuntaba hacia Kowloon, sirviendo como germen a la hora de imaginar ciudades como Los Ángeles en Blade Runner.
A pesar de las horas de gozo que pueda darnos ese ocio, pensamos que es momento de volver a estudiar dicho lugar, entrando en profundidad y aprendiendo del mismo. Si aceptamos esa parte oscura, nos encontramos con un caso claro de autogestión y control ciudadano, algo de total actualidad. También podríamos aprender lecciones de organización, otra ética, negociación, y formas de gestionar espacios extremadamente compactos. Creemos, que los extremos son lugares didácticos, y aunque, evidentemente, no compartimos las condiciones de vida que allí había, nos parecen dignos de estudio los mecanismos de gestión que germinaron en esa atmósfera.
Si como a nosotros, os ha interesado conocer un poco más la ciudad de Kowloon, os invitamos a entrar aquí para conocer testimonios de personas, ver fotografías o videos de la misma y otros trabajos inspirados en el lugar. Os invitamos a contarnos que más creéis que podemos aprender, o qué deberíamos evitar mirando a esta ciudad perdida.
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