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Exploración Espacial: Las nuevas Colonias

Hace unas semanas, estudiábamos una vez más la habitabilidad en espacios mínimos, esta vez además, desde el punto de vista del ambiente más agresivo: el vacío. Esta semana, volvemos a mirar a las estrellas, pero, ahora que ya sabemos como podemos habitar en ese entorno tan hostil, la pregunta que nos queda es, ¿cómo serán los refugios que habitaremos una vez haya terminado nuestro viaje cósmico?

La reignición de la Carrera espacial

Con la llegada en 2002 de SpaceX, parece que la carrera espacial se reanuda, con el objetivo, entre otros, de pisar Marte. Esta competición se desarrolla entre empresas públicas, que se enfrentan ahora con la nueva, de capital privado. Bajo la promesa de pisar el astro rojo en 2024, aparecen las preguntas sobre cómo habitarlo. Nos encontramos en un lugar sin atmósfera, sin vegetación, con oscilaciones térmicas en su ecuador que van desde los 20ºC de día, hasta los -50ºC durante la noche. Tormentas de arena. Radiación ultravioleta por la ausencia de una atmósfera. El único regalo que parece darnos el planeta rojo es la existencia de agua en algunos puntos de su superficie, pero su uso sigue siendo algo incierto.

La problemática está clara, es un ambiente hostil, inhabitable, y ya no se trata de hacer un lugar confortable y de calidad, se trata de ofrecer una segunda tierra. Un ecosistema cerrado que debe ofrecer calidad a la par que seguridad.

Imagen el «Big Falcon Rocket», cohete con el que SpaceX pretende llegar a Marte.

 Geodesia colonial

No en pocas ocasiones, la ciencia ficción ha representado las colonias mediante grandes burbujas, en las que en sus versiones mas realistas estas se llevan a cabo mediante estructuras geodésicas. La facilidad en el diseño y montaje, la amplitud disponible y la forma de trabajar de la estructura hace que resulte idónea para estos casos. Sin embargo, una vez más, la ficción parece empezar a mutar en algo real:

BIG, trabajando para la ciudad de Dubai, quiere desarrollar «Mars Science City«. Una ciudad de prueba, en Arabia Saudí, donde comprobar la capacidad de vivir durante un periodo de tiempo equivalente a una misión espacial, de una colonia de científicos. Estos vivirían sin la necesidad de salir de dicho hábitat, ni obtener recursos de fuera. Es decir, se generaría un ecosistema cerrado.

Lo interesante del proyecto viene no sólo por las incógnitas que trata de resolver en los aspectos relacionados con la habitabilidad, sino también la problemática de construir dichos espacios. Para ello, BIG propone usar métodos de impresión 3d, usando la propia tierra del yermo planeta.

Imágenes del proyecto «Mars Science City» de BIG.

 

Aún quedan lejos estas promesas de convertir lo ficticio en realidad, pero ver como se empieza a acercar este nuevo campo de investigación y trabajo es revitalizador. Sin duda, el papel del arquitecto será decisivo en estos campos, y aunque quizás en el futuro próximo no sea un trabajo común para este oficio, si que será enriquecedor para el campo espacial, como ya hemos visto con el caso de Galina Balashova.

Y aunque lejos, cabe recordar que hace veinte años internet era algo conocido por pocas personas, cuando se desconectaba el teléfono para poder entrar así en la red usando dicha línea. Hoy, estamos constantemente conectados a la red a través de nuestros dispositivos móviles. Evolucionamos a un ritmo exponencial, así que, ¿por qué dejar de soñar en que llegaremos a ver esa ficción hecha realidad? Aportemos nuestro grano de arena.

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