En el momento en el que la realidad aumentada se va abriendo camino en nuestras vidas, ya sea por simular escenarios en platós de programas de televisión, experimentarla en primera persona gracias a aplicaciones de nuestros smartphone, o en las noticias de las aplicaciones que se espera que tenga, descubrimos a un artista que es capaz de brindarnos otras realidades que podemos observar sin necesidad de usar ningún aparato.
Bajo el sobrenombre «The Lisbon Wireman«, David Oliveira tiene la habilidad de dibujar -literalmente- sobre el mismo espacio. Así es, el artista portugués ha dedicado sus años desde que acabara sus estudios en bellas artes a explorar y experimentar en el campo de la escultura con frescos diseños hechos con alambres que nada tienen que envidiar, por ejemplo, a los dibujos del tan conocido arquitecto Álvaro Siza.
Y es que si comparamos los trazos del segundo con los trabajos del primero, quedamos embelesados ante la sensación que nos regalan esas esculturas, dándonos la impresión de ser dibujos que quedan flotando en el espacio. Unos dibujos que han abandonado el papel para ser experimentados desde diferentes ángulos, incluyendo así nuevas dimensiones o quizás también añadiendo nuevas definiciones a lo que puede ser un esbozo.
A lo largo de sus años de trabajo, podemos ver cómo el autor explora diferentes facetas de esos modelos imaginarios. Desentraña y reconoce diferentes capas. En algunos trabajos parece que está tratando de dar forma a la apariencia física externa de los elementos retratados, en otros, centra su atención en conocer la anatomía, las formas interiores que componen esos cuerpos. También están esos momentos en los que decide mezclar ambas, generando modelos que son capaces de mostrarnos formas, estructuras, varias realidades que hace visibles simultáneamente para nosotros.
Del mismo modo que el dibujo se apoya en diferentes instrumentos y técnicas para generar nuevas formas de expresión, David explota materiales tan comunes como telas, esponjas o redes para dotar de texturas a estas esculturas. Estos efectos se ven incrementados cuando el autor tiene en cuenta la presencia de la luz para generar atmósferas que conectan con nuestra espiritualidad. Es entonces cuando estos dibujos que tienen como lienzo el espacio llegan a su clímax.
Hay ocasiones en las que más tecnología no es sinónimo de más progreso. El trabajo de «The Lisbon Wireman» nos recuerda cómo el ingenio y la creatividad, guiados por la pasión, pueden llevar a sorprendernos. Son experiencias que nos invitan a reflexionar, que nos conmueven. Una lección hecha con materiales tan ordinarios que hasta nosotros mismos los podemos encontrar en los lugares más recónditos de las casas de nuestros abuelos.
Todas las imágenes pertenecen al autor y pueden encontrarse en su web.
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