Cuando decimos volver a casa no hablamos de un lugar, ni siquiera de algo físico. A veces, casa, u hogar, no son conceptos materiales en los que refugiarnos. Se trata de un estado de ánimo, de un momento o una sucesión de momentos; se trata de seres queridos, y emociones que nos sobrecogen.
Volver a casa es una contradicción impuesta: No se trata de volver, no es un camino de vuelta, si no uno de ida. Supone seguir avanzando hasta encontrar el bienestar que hace que ese concepto ronde la mente, y entonces ser capaz de ir más allá.
«Volver» a un nuevo hogar…
El hogar es un concepto tan arquitectónico como emocional, un espacio tan cargado de un simbolismo familiar, afectivo, sanador y calmado que habla por si solo -Los dibujos de Frank Lloyd Wright enmarcaban ese espacio alrededor de la chimenea -el hogar– y recorría cada línea con un cariño familiar y protector-.
Sin embargo, volver a casa supone salir, en primer lugar, viajar, recorrer… Evolucionar para encontrar el hogar una vez más, quizá no en el mismo lugar -no es un ente físico- ni con los mismos componentes, quizá ni siquiera lo sepas al pisarlo por primera vez, o quizá solo lo sepas al pisarlo la última, pero no otro si no el viaje, será quien te lleve al hogar.
0 comentarios en «Volver a casa»