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Irracionalidad Visceral: Tracey Rose

Saltarse los límites establecidos se convierte en algunos casos en una herramienta para la producción creativa. Dejarse llevar por el espíritu, los sentimientos, las sensaciones, o las experiencias, genera en nosotros un estado de incertidumbre gracias a la que podemos producir material vinculado a nuestro ser. Tracey Rose (Durban, 1974) es una artista que ha conseguido desarrollar su obra desde el desenfreno, llegando a pasar barreras intocables para otros muchos compañeros.

Desenfreno como protesta

Tracey Rose en su performance «The White Man», Berlín.

Si algo caracteriza a la obra de Tracey Rose es su tono reivindicativo. Desde sus inicios se ha movido explorando con su arte los límites de la opresión, experimentando con su pelo y cuerpo temas tan importantes como la discriminación por raza, género o etnia. La acción se realiza mediante un proceso en el que lo cómico e impactante se entremezcla con lo absurdo. Esto termina desencadenando una respuesta más profunda y normalmente dolorosa en el receptor. Podemos decir que la artista se convierte en una catalizadora de emociones viscerales, rompiendo cualquier barrera racional, dejándose llevar por sus sentimientos y reflexiones. Como ejemplo, encontramos su obra «Ongetiteld», dónde se graba con cámaras de seguridad mientras se despoja de todo su bello. Un gesto deshumanizante y liberador con el que busca la libertad de no ser encasillada en ningún género.

La naturaleza de sus trabajos la lleva a generar proyectos que pueden no llegar a distinguirse de las nuevas industrias creativas. Lo que podría quedar como una obra de body-paint que funciona por la sorpresa de la imagen, se convierte en una especie de teatro absurdo en formato vídeo como los que podemos encontrar hoy día en YouTube. Esta forma de mostrar su trabajo nos hace partícipes de una historia. Dejamos atrás el papel activo que se tiene frente a un cuadro o una fotografía, para pasar a un papel pasivo en el que la artista nos ofrece complejas situaciones que despiertan nuestro asombro o desconcierto.

La indiferencia puebla nuestras calles, las situaciones incómodas nos llevan al aislamiento en lugar de a la acción. Tracey es capaz de eliminar esta indiferencia gracias a su trabajo, que podemos catalogar de irracional.

The Quiet Violence of Dreams, exposición en el Museo Reina Sofia.

Escenografías de la experiencia

Este arte visceral en muchos casos evoca situaciones que ha observado o por las que ha pasado. La imaginación se entremezcla con esos recuerdos para generar cargadas escenografías formadas por numerosos objetos marcados por connotaciones negativas. Podemos imaginarnos caminando por calles de Soweto, en lugares donde la desigualdad o la desconfianza aún existen a pesar de los años que han pasado desde el apartheid. Estos escenarios nos ayudan a imaginar la crueldad que puede llegar a contener el ser «humano».

Reconciliándose con el alma

Sin embargo, parece que desde que fuera madre, Tracey ha dejado a un lado parte de esa visión oscura del mundo. Quizás por haber brotado el amor en su vida, vemos como algunos de sus últimos proyectos se centran en la relación espiritual que tiene el ser humano. Abandonamos la parte cruel, para conocer una reflexión más personal sobre nosotros mismos. Esto no aleja su nuevo trabajo del carácter visceral tan característico de su obra. Entre los ejemplos más notables podemos remarcar el trabajo que realizó para el museo Reina Sofía, en Madrid.

The Black sun Black Star and Moon, exposición en el Museo Reina Sofia.

Si bien su exposición temporal entre el 2014-2015 mostraba parte de esta obra donde habla sobre la crueldad humana, también realizó dos instalaciones en las que su forma tan característica de expresarse generaba unos espacios llenos de paz. El alma o la reflexión mística aparece ante nosotros, del mismo modo que lo absurdo nos llevaba a romper nuestra indiferencia. Leemos un atisbo de esperanza y humanidad que nos lleva a un equilibrio moral.

Tras haber pasado muy brevemente por la obra de Tracey Rose, podemos tratar de entender la complejidad que la forma. Un trabajo caricaturesco, libre de las barreras impuestas por la sociedad, y que lleva al público al fondo de la herida. Sin rodeos, con humor, y sarcasmo.

 

Imagen de cabecera: Tracey Rose en «Exterminate all the Brutes».

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