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Los otros habitantes: «Ciudades» espontáneas

Desde Patio de Sombras creemos que el papel que debe jugar la naturaleza en los proyectos de arquitectura y urbanismo debe ser fundamental. Naturaleza no entendida como un elemento ornamental más del proyecto, sino aceptándola como un elemento vivo que ayuda a sustentar los ecosistemas de nuestros entornos. Conocimos algunos ejemplos donde este rol se asumía de diferentes formas en proyectos a diferentes escalas en nuestra entrada «Corredores de vida«. Esta semana queremos dedicársela una vez más a la naturaleza, trabajada como un objeto arquitectónico, artístico y paisajístico.

Nuestra reflexión viene de la mano de London Fieldworks, un colectivo interdisciplinar fundado en el año 2000 por los artistas Bruce Gilchrist y Jo Joelson. A la definición tradicional de «ecología» ellos le añaden las relaciones que esta puede establecer con las personas y con la tecnología. Con este enfoque desarrollan una obra que sobrepasa el arte; exhibiciones, esculturas, vídeos, instalaciones, publicaciones y también arquitectura.

Ciudades espontáneas

Ante esta ruptura de nuestras ciudades con el medio ambiente, fruto de su progresivo endurecimiento, aparecen iniciativas o respuestas artísticas como «Spontaneous City», una idea donde se combina la arquitectura, escultura y ecología. London Fieldworks genera una composición a base de la repetición de distintos módulos que servirán de hogar a distintas especies que viven en los parques de las ciudades. Así, esta obra se convierte en una ciudad de insectos y aves que protege los ecosistemas locales, la ciudad de los otros habitantes.

El grupo ha llevado a cabo esta idea en tres ocasiones distintas. A pesar de su lenguaje repetitivo, las formas tienen su germen en las características del barrio donde se encuentran. En su primer «Spontaneous City» (2010), London Fieldworks generó varios modelos que dialogaban con la tipología edificatoria más común de su ubicación. El primer trabajo situaba dos ciudades espontáneas en barrios opuestos.

El contraste aparece en esta obra para diferenciar formalmente las respuestas, sirviendo ambas a la misma función. Los diferentes módulos se encajan como letras en un texto, obteniendo una interesante pieza que sorprende y enriquece a quien la encuentra. Un jugoso texto que nos habla de su entorno a través de la mímica con el mismo.

En su segundo «Spontaneous City» (2011), la reflexión trasciende a la tipología construida para viajar al pasado. Esta nueva ciudad para los otros habitantes recoge su forma de los antiguos edificios que poblaban el barrio de Clerkenwell. Un lugar de raíces religiosas que germinan entre los siglos XII y XV, raíces que se podan en la actualidad fruto de un proceso gentrificador que busca su «saneamiento» a través de la renovación urbana. La forma se convierte en un espejismo que conecta con el tiempo, dibujando con su fachada la denuncia.

Modelo en el barrio de Clerkenwell.

En su tercera «Spontaneous City» (2012), London Fieldworks sale de la ciudad de Londres para trabajar en Clumber Park, en la ciudad de Nottinghamshire. De nuevo, la relación con el lugar surge a partir del tiempo. El pasado de Nottinghamshire nos habla de una ciudad que albergaba el palacio de verano de los duques de Newcasttle, un edificio del siglo XVIII que se demuele en el año 1938 fruto del mal estado de conservación. Una gran pérdida en el patrimonio británico, cuyo fantasma permanecerá en esta nueva ciudad espontánea, pero que no asustará a sus nuevos inquilinos; los otros habitantes.

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