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Poco común

Uncommon

Uncommon

Editorial publicada en el número 02 de [patio].
Disponible en nuestra tienda.

Editorial publicada en el número 02 de [patio].
Disponible en nuestra tienda.

La primera vez que entré al que ha sido nuestro hogar durante los últimos años, solté algunas cajas en el pasillo y me dirigí al salón. Con mucho cuidado, coloqué sobre la mesa del comedor el pequeño tiesto que llevaba en la mano, estremeciendo el debilísimo tallo verde y las diminutas hojas que brotaban de él, y después arrastré la mesa frente a la ventana. Colocar allí aquella planta –un hueso de aguacate que había terminado germinando y que, reconozco, se había convertido en la alegría de la casa–, ajeno al desorden de muebles, bolsas y cajas llenas de objetos inconexos, significaba un punto de inflexión, un ancla indeleble que decía ‘hemos llegado’ y que conseguía que aquel lugar, que me resultaba extraño y ajeno, se volviese más cercano, personal, raro, poco común.

Transformamos los espacios al ocuparlos, necesariamente, como herramienta de colonización, y nuestra vivienda es el ejemplo más estridente de esa ‘humanización’: nuestros hogares son representaciones patentes de la forma que tenemos de relacionarnos con el mundo, como pequeñas muestras confinadas que reproducen nuestra forma de trascender más allá de los límites de esa parcela.

Fijándonos en el extremo opuesto del espectro, no es difícil encontrar en nuestra memoria espacios despersonalizados, carentes de rasgos específicos. Zonas comunes que no rinden honor a su nombre: pasillos, calles, jardines, plazas o cubiertas sobre las que nadie ha decidido, relegadas al abandono, al uso de trastero, o al de zona de paso en el mejor de los casos.

La Borda. Ph. [p]
La Borda. Ph.: [p]

Una vez más, nos sumergimos en un viaje para elaborar una anti-guía, un catálogo incompleto de soluciones que recorren infinidad de microcosmos personales y únicos, de espacios comunes y, sobre todo, de espacios poco comunes.

Antonio Jiménez Torrecillas decía que “en cada casa se encienden las luces de una manera”, y en este recorrido queda patente: lo íntimo, lo común, y el umbral entre ambos, tienen fronteras muy diferentes en cada hogar.

De la mano de Álvaro ChicoÁlex PérezBelén RamosFoams (Elena Gámez y Javier Peláez), Atelier Atlántico (Mario Galiana y Germán Müller), y, especialmente, del colectivo de arquitectura Lacol, tratamos de aproximarnos a la manera contemporánea de comprender la vivienda, y a sus habitantes, ampliando nuestros horizontes, apoyándonos en ejemplos tangibles, como una recóndita localidad guineana, o no tan tangibles, como las páginas de un cómic.

Recorremos espacios de convivencia, de intercambio y de comunidad, pero también de recogimiento e intimidad, y aquel espacio difuso entre ambos, que colonizamos con nuestra presencia y convertimos en algo más, para nosotros mismos y para el resto. Se concibe la comunidad como un cúmulo de diversidades, de pactos y encuentros, que componen una tribu inmensa y ensortijada.

Ahora, mientras las notificaciones de Idealista van sucediéndose en mi móvil –y me voy horrorizando por los precios desorbitados– de vez en cuando echo una ojeada a aquel aguacate: se ha convertido en una planta de tallo grueso, y ocupa una esquina privilegiadamente soleada en el balcón, que quizá tenga que abandonar para poder ir a otro lugar común, a otro espacio en esta tribu, a otro hogar poco común.

[patio] #02 sólo está disponible en edición impresa. 136 páginas que recorren la obra de Lacol y ponen en crisis los estereotipos de vivienda contemporáneos. Consíguelo aquí: